Entrevista en vídeo
La ayuda a familiares de un fallecimiento traumático.
Psicólogo Responsable Unidad Móvil Intervención en Crisis y Duelo.
Trancripción de la entrevista
Valentín Rodil Gavala es Psicólogo y Teólogo y cuenta con un Máster en Duelo y otro Máster en Orientación Educativa. Fue sacerdote en Vallecas (Madrid) y ahora, además de ser profesor y formador, es Responsable de la Unidad Móvil de Intervención en Crisis y Duelo del Centro de Escucha de la Clínica San Camilo (Tres Cantos, Madrid).
La Unidad Móvil de Intervención en Crisis y en Duelo es un servicio que extiende la labor del Centro de Escucha San Camilo. Su función es atender a pacientes que estén sufriendo una crisis y ofrecer una escucha activa y ayuda psicológica. Así como counselling y atención especializada dentro de la Unidad Móvil que está perfectamente acondicionada para esta atención. Este servicio se presta desde un vehículo completamente adaptado y personalizado que constituye un referente en la ayuda especializada. Está destinada a personas en crisis traumática, personas en duelo que viven en ámbitos poco accesibles o con dificultades de movilidad. Así como instituciones como funerarias, tanatorios, cementerios, centros anatómico-forenses, comisarías de policía, parroquias y cualquier institución susceptible de acoger campañas de sensibilización.
Valentín, queremos darte las gracias por invitarnos a conocer tu lugar de trabajo, tu inconfundible Unidad Móvil donde ayudas y das esperanzas a tantas personas. Enhorabuena por la labor que desarrollas y muchas gracias por habernos ayudado a conocer más sobre el duro proceso de duelo.
¿A qué se dedica Valentín Rodil?
JOAQUÍN.- Hola Valentín, eres el responsable de la Unidad Móvil del Centro de Escucha San Camilo para atender a víctimas de accidentes de tráfico y todo tipo de crisis y duelo.
VALENTÍN.- Hola, Joaquín, así es. El nombre completo es Unidad Móvil de Intervención en crisis y en duelo porque abordamos todo tipo de pérdidas repentinas. Aparte de accidentes, atendemos otras pérdidas como suicidios.
JOAQUÍN.- Cuéntanos dónde estamos y a qué te dedicas exactamente.
VALENTÍN.- El lugar que ves. Esto es una autocaravana muy adaptada y muy tuneada para que la gente pueda sentirse en una especie de hogar en un momento en el que es preciso algo así. Es la Unidad Móvil de Intervención en Crisis y en Duelo San Camilo, del Centro de Escucha San Camilo.
Es un equipo, un proyecto y un lugar. Yo soy el responsable de los tres en este momento. Conmigo trabajan, acompañándome, más de veinte voluntarios altísimamente preparados para saber acompañar a personas que están en un momento conflicto, en un momento muy complicado de sus vidas.
JOAQUÍN.- ¿Cuándo intervenís exactamente?
VALENTÍN.- Cuando nos llaman. Y eso es así porque no estamos dentro de ningún circuito. Lo que pasa es que todos los servicios de emergencias, SAMUR, médico forense, etc; todos los que son servicios de emergencias de muerte, suelen aconsejar que la gente nos llame.
Nos llaman cuando hay una muerte repentina, cuando hay un accidente que involucra a una familia, varias familias, a varios afectados, a un afectado. Cuando hay un suicidio o algún evento que requiere que las personas en su momento tengan una cara donde poder encontrar alguna respuesta inmediata y, sobre todo, alguna forma de poder contarse la historia ellas mismas.
En el momento en el que unas personas necesitan esto de primeras están muy bloqueadas, la narrativa no existe. Entonces nos llaman las personas mismas, algunas veces nos llaman los servicios sociales.
Pero insisto en que esto no es un servicio derivado. Si no que las personas tienen la capacidad y posibilidad de llamar si quieren.
JOAQUÍN.- ¿Nos puedes poner un ejemplo de cuál sería día tu trabajo?
VALENTÍN.- Mi trabajo cubre varios momentos. En un primer momento, un momento crítico, mi trabajo consiste siempre en acercarme en todos los sentidos a una realidad donde unas personas de repente se han visto afectadas de una forma abrumadora por algo que les ha roto la vida. Acercarme físicamente, por eso la caravana. Porque les ofrecemos un espacio donde poder estar. Y acercarme también al lugar psicológico en el que están en ese momento. Es un lugar propio suyo y único. Acercarme, hacerme presente y desde ahí favorecer que esas personas transiten desde un bloqueo y una nebulosa interior primera a poco a poco a cristalizar lo que es irreal en real.
Esto es muy importante, porque no puede haber duelo de algo que no ha ocurrido. El primer objetivo entonces es favorecer la transición de lo irreal a lo real. Entonces esto es lo que hacemos acercándonos. Yo me acerco con mi equipo o solo y favorezco que las personas puedan expresarse si quieren. En la medida en la que vayan expresando van conectando con la realidad.
De primeras es un hablar muy desde lo que ha ocurrido sin dirigirnos mucho a las emociones, porque las emociones de momento no se expresan libremente tan pronto porque están bloqueadas. Cuando va cristalizando la realidad, de repente la gente empieza a expresar más las emociones.
Y cuando aparece el mundo emocional, trabajar con las personas para que entiendan a corto plazo, a medio plazo y a largo plazo lo que es esperable y normal y con lo que haría falta a lo mejor alguna atención especializada.
El impacto emocional de perder a un ser querido
JOAQUÍN.- ¿Por qué es tan importante ese primer acercamiento que nos has comentado? ¿Por qué crees que esa parte es tan importante cuando ocurre un trauma como perder a un ser querido?
VALENTÍN.- El tsunami que viene en la película Lo Imposible evoca bastante bien lo que ocurre cuando hay un tipo de pérdida que ha roto tu vida en dos. Porque, además en esa película, el tsunami provoca que la protagonista aparezca en un árbol, ella sola con la ropa rasgada y con los hijos lejos de ella, llenos de barro. Es decir, un mismo tsunami se ha llevado por delante la casa de toda una familia afectándoles de formas completamente distintas a todos y por eso es preciso acercarnos. Para poder intentar entender lo que está pasando en cada una de las personas que están involucradas en esta historia.
¿Cuál es el objetivo de la unidad móvil del centro de escucha?
JOAQUÍN.- Vuestro objetivo, en estos casos, ¿cuál es?
VALENTÍN.- Hay varios.
Hay un objetivo humano que es que las personas sientan que hay alguien con ellas en ese momento. Esto es muy importante porque, habiendo perdido algo tan repentino, la tentación de desaparecer con lo que has perdido es muy alta.
Entonces, por eso es verdad que de alguna manera muy simplista se puede decir, que yo incluso alguna vez lo he dicho, los servicios de emergencias psicológicos buscan que la cosa no vaya a mayores y, entre otras cosas, buscan que no haya más muertes. Por tanto, casi estás intentando evitar que se maten. Porque es una tentación muy comprensible.
Se da una muerte de repente y, más que nada, no solo por el de repente sino por el significado profundo de ese alguien que ha muerte; se muere alguien que realmente teníamos como un eje en nuestras vidas. Entonces, lo primero es el factor humano, que donde hay soledad no la haya.
Por otra parte, es movilizar los recursos familiares que puedan servir de apoyo o los recursos del entorno. Viendo desde fuera tú puedes identificar, más o menos, quién puede hacer qué y de qué manera se puede apoyar.
Por otro lado, es preciso ayudar a las personas a entender qué actitudes van a favorecer que una persona entre en el duelo de una forma armónica y actitudes que lo van a complicar. Las actitudes de juicio siempre vienen mal. Las actitudes de juicio te las pueden contar tanto en un entorno familiar como en un psicólogo o un psiquiatra. Que a lo mejor quiere urgir a una persona a que vaya más deprisa. O en un servicio como una muta laboral para que te incorpores cuanto antes para que no te demores.
Entonces, hay una parte de lo que nosotros hacemos que es intentar ayudar a comprender al entorno que las cosas tienen un ritmo y un tiempo. Y que si a ti no te afecta de una forma pero a otra persona sí es por algo. Porque puede llegar a ser así.
En realidad, lo más importante en estas cosas, no es tanto el hecho como el significado que tiene la muerte en sí. En los duelos, para mí lo esencial es el significado que tiene la pérdida. No es solamente la pérdida en sí, sino qué es lo que yo he perdido.
Y, por último, nos acercamos para favorecer que una persona pueda iniciar el proceso de duelo. Como hemos dicho, sin pérdida no hay duelo. Esta misma mañana he estado acompañando a una familia que ya perdió a una persona y que, digamos, la crisis ya estaban pasándola; pero estamos acompañando el proceso de duelo un poco. Porque no se pueden desplazar, porque tienen dificultades para moverse, nosotros nos acercamos y hemos estado con ellos.
Tipos de afectados ante una pérdida repentina y traumática
JOAQUÍN.- ¿Qué tipos de personas son las más afectadas ante una pérdida repentina y traumática?
VALENTÍN.- Se suele decir que hay afectados de primer orden, de segundo orden y de tercer orden.
En principio, los afectados de primer orden son las personas cercanas y muy cercanas. Todas las que están muy involucradas en la vida de la persona que ha muerto. O en la vida de la persona que ha sufrido un accidente y no ha muerto, porque también hay otros elementos como la persona que se queda paralítica. Si esa parálisis es temporal o es definitiva requiere de repente de un montón de tiempo para visitar a una persona a un hospital porque puede haber ganas o no. Hay un proceso de asunción de la realidad que es complicado. Cómo le cuento a los hijos lo que ha pasado y cómo no. Cómo su padre va a estar bien o quiero que le veáis así, etc. Todo este tipo de realidades son afectados de primer orden y, por tanto, familiares o personas muy cercanas.
Afectados de segundo orden, curiosamente, son todas aquellas personas que entran en esta relación de primer orden. Tú y yo somos afectados de segundo orden porque a nosotros nos relatan algo que están viviendo y que cuando lo viven, lo vivimos también nosotros de alguna manera. Aunque aprendamos a salir somos afectados.
La Policía, por ejemplo, también es afectada de segundo orden. Los servicios de emergencias. Nosotros en el proyecto de la Unidad Móvil trabajamos también con servicios de emergencias para dar un poco el drenaje a todo lo que han estado viviendo. Esto es algo que se vio como muy importante en el 11M en España. No es que antes no se viera. Pero nunca cristalizó antes como entonces se hizo.
Hay gente que todavía hoy, policía, personal de urgencias, etc., hay determinadas cosas que no pueden hacer o que no llegan a hacer. Hay gente que no monta en trenes.
Y, finalmente, afectados de tercer orden cuando hay algo que involucra mucho a la población y al entorno. Cuando fuimos a un accidente de rally que hubo en el norte de España. Estuvimos con familias, con los cercanos y luego había entorno barrial que estaba afectado de alguna manera por la psicosis de algo muy gordo que había ocurrido ahí, de haber salido en los medios de comunicación y un poco todo esto. Cuando el accidente del tren que hubo en Galicia, el pueblo se involucró en la ayuda de las víctimas, de las personas y sus familias. Y luego empezaron a salir en programas de televisión y esto se va retroalimentando muchísimo. De manera que entonces puede haber un montón de personas afectadas por sucesos como estos.
¿Qué tiene un profesional que atiende a víctimas en proceso de duelo?
JOAQUÍN.- ¿Qué debe tener un profesional que se dedica a temas tan delicados como a los que te estás dedicando tú?
VALENTÍN.- Yo creo que debe tener, y cada vez más, una idea clara no teórica sobre lo que supone el duelo. Para no hacer salir a la gente antes de entrar, por ejemplo.
Y tiene que tener una idea clara de lo que supone hacer un proceso de duelo. Es verdad que el duelo es una palabra. Lo hemos llamado así pero lo podemos llamar de cualquier forma, porque al final las técnicas lo pueden fastidiar todo.
Todo el mundo sabe lo que es un duelo y cuando atendemos a alguien ya han leído cuatro libros, el Facebook, foros, etc. La teoría del duelo la aprendes en una tarde. Nuestro libro lo lees en un día. Y muchos otros libros de gente muy importante se leen muy rápido. Pero eso no te capacita para estar en un duelo o para estar delante de personas que están sufriendo.
Lo primer es tener una idea muy clara de que ese tránsito, ese proceso, es de una persona que se sentía muy segura en una casa y a la que de repente le han borrado en un día la casa y que, por tanto, no puede tener ni siquiera la idea de querer reconstruirla. Ni siquiera eso. Entonces hasta que tienen ganas de reconstruirla o de construir otra, hay un tránsito y hay un tiempo. Y hay que generar tareas para ir poco a poco re-equilibrando la vida. Por tanto, una de las cosas que un profesional debe tener claras es que no puede estar ahí para urgir ni para acelerar procesos.
Creo que tiene que tener una capacidad y una formación adecuadas en lo que son los significados o en comprender los significados de las cosas que ocurren. Es decir, que sea capaz de acompañar a cada persona como alguien único y no como perfil. Que es algo que nos suele constar porque al final uno dice “soy experto en duelo, todos los duelos son iguales y cuando alguien se separa me parece que es que está patologizando la historia”.
Al final, es curioso que las personas que peor lo pasan son las que señalamos con el dedo y decimos “es que este no está poniendo de su parte”. Esto lo dicen muchos psicólogos y psiquiatras.
A personas que yo conozco, en algún ejemplo concreto reciente, de un accidente que hemos acompañado que hubo en el norte de España. Iban 6 en un coche, murieron cuatro de ellos y viven dos. Llega el servicio psicológico y ante una persona que está desbordada porque su hija de 16 años ha muerto en el accidente de repente le dicen “cómo sigas así te voy a mandar al psiquiatra”, que suena como “te voy a mandar al Director del colegio a que te ponga un castigo mañana”. Y la persona dice “es que yo no puedo” y entonces salen todos los estudios psicológicos a relucir que dicen: “es que tienes que poder”, que parece que es la mejor de las respuestas. Los profesionales que nos acercamos a esto tenemos que aprender respuestas nuevas y, además, formas de responder que sean únicas para cada persona. No estándares de respuestas.
Por eso, muchas veces piden pautas. Tú mismo puede tener interés pero no necesitas saber teoría, necesitas saber hablar, porque probablemente se necesite hablar el lenguaje de las personas. Por eso la formación que tenemos nosotros es en lo que llamamos el couselling, la ayuda, la forma de acompañar a personas desde la unicidad y desde lo que la persona aborda y tiene. Y una formación muy adecuada en duelo. Por eso nosotros impartimos los Másters en Duelo y de couselling, desde la propia experiencia que tenemos. Y creo que es una formación necesaria.
El estrés prostraumático
JOAQUÍN.- Valentín, ¿qué es el estrés postraumático?
VALENTÍN.- Es un término que asusta en sí mismo. En realidad el estrés es algo bueno para las personas. Es la preparación y la predisposición cerebral para el enfrentamiento a situaciones de alarma. Digamos que nuestra amígdala nos avisa, le pega al botón, nosotros nos activamos y uno se prepara para huir o para atacar. En definitiva, para responder.
En situaciones determinadas, esta sobreactivación se produce necesariamente. Y en situaciones extremas, se activa de forma extrema. ¿Qué ocurre? Que cuando ha pasado el peligro seguimos activados.
Es normal, por ejemplo, hace muy poco que un chico se suicidó en un polideportivo. Estuvimos trabajando con los servicios del polideportivo porque tenían miedo de entrar por donde estaba persona o tenían miedo a quedarse solos dentro del centro. Eso no es un estrés postraumático a menos que luego permanezca. Es normal que al principio yo tenga miedo o que piense que por ahí va a estar él. Esas cosas no son anormales.
Pero cuando eso permanece en el tiempo y al final genera una dificultad para vivir y va a teniendo una generalización es cuando hablamos de estrés postraumático. Son aquellas cosas que siguen ocurriéndome y que permanecen como una huella de lo que sucedió y que, además, me generan una dificultad importante.
Por tanto, como son dos palabras que acabamos de definir así, mucha gente lo aplica a muchas cosas. Hay gente que lo llama duelo agudo. Y el duelo a veces tiene síntomas que pueden confundirse con el estrés postraumático porque se pueden dirigir de la misma manera. En los casos extremos el grupo sintomático es como un bloqueo permanente. En estos casos se requiere algo más especializado. En algunos casos menores también hay estrés postraumático. Hay un nivel pequeño de afectación, por ejemplo, si yo no puedo coger trenes después del 11M, pero puedo ir en coche. No tiene un nivel brutal pero tiene. Es una secuela de estrés postraumático definitiva.
Por eso, este término designan a distintos elementos y distintas intensidades. Por eso, hay que saber exactamente cuanto me está afectando. Si me está pasando y no me afecta. Las secuelas son como una memoria de lo ocurrido y generan una atención.
Si a una madre se le ha muerto un bebé de repente, también se puede decir que tiene un estrés postraumático cuando se pone a vigilar el sueño de su madre o de su padre. Pero es que ha aprendido algo nuevo. Y es que la vida puede desaparecer en un segundo. Y por tanto el problema no es si tiene estrés postraumático o no, sino cómo se ve afectada su vida a partir de ese momento y cómo puede vivir mejor o peor. Aquí se suele decir manejar, pero a mi esa palabra no me gusta.
¿Nos falta formación sobre el duelo?
JOAQUÍN.- No sé si echas en falta algo, en la sociedad en general, de cómo se nos enseña el duelo. Yo me acuerdo que mis abuelos sí tenían una educación cercana a la muerte, sabían lo que era, lo tenían como algo más natural, tanto social como por la administración o la propia educación. Quizá la administración tendría que hacer algo más sobre esto. ¿Cuál es tu punto de vista respecto?
VALENTÍN.- En la Unidad Móvil lo estamos haciendo así. Cuando yo voy a un sitio donde no ha pasado nada y voy a un espacio donde hay personas que quieren ser formadas en el duelo, hacemos una triple formación. Hay una parte muy importante en hacer cultura de población, intentando hacer entender qué viene bien y qué viene mal.
Yo suelo contar muchísimo con una cuerda llena de nudos, a la que voy poniendo unos encima de otros, y voy poniendo como nudos que los que le hemos ido haciendo a la vida a partir de algo que nos ha ocurrido y al final hay un montón acumulados. Suelo acompañar esta explicación con una vivencia personal porque yo tuve un accidente cuando tenía 11 años y murió mi mejor amigo de ese momento y hubo cosas que me ayudaron pero muchas que no. Las que no, se hacen nudos. Encima del nudo. Las personas que en ese momento te intentan quitar hierro, por ejemplo, son un nudo.
La población si necesita, creo yo, ser mínimamente formados o informados o reflexionar en común, no lo sé. No es para dar criterio pero sí para que podamos pensar que hay cosas que no van a ayudar y que pensamos que sí lo van a hacer. Y que generan en la personas muchísimos más nudos. Además generan nuevos, como nudos de culpabilidad o de sensación de falta de vitalidad. O nudos de “yo no estoy bien y debería de estarlo”.
Entonces sí que haría falta incorporar esa formación. Haría falta favorecer más la cultura del duelo, la cultura del acompañamiento en el sufrimiento y para eso hay que meter el dedo en la llaga. Decir que existe el sufrimiento y que existe el acompañamiento del sufrimiento. Y, si es posible, que todos crezcamos más en ello.
La forma política de hacerlo no la conozco. No sé si se tiene que hacer alguna cosa especial. Pero, desde luego, a nosotros nos vendría muy bien que existan espacios como el nuestro. En una mancomunidad de la Sierra de Madrid nos dijeron que este servicio de Unidad Móvil debería ser oficial y que debería haber más servicios como este. Y, por tanto, que este tipo de formación debería existir más. En España hay dos Máster de duelo, el nuestro y el de la Universidad de Barcelona Ramón Llul. Harían falta más estudios de esto, porque de estrés postraumático y crisis postraumática sí que hay más, pero de duelo hay muy pocos.