Las secuelas son las partes más discutidas por las compañías de seguros y, también, las peor pagadas. Suele haber mucha diferencia entre las valoraciones que hacen las compañías de seguros obligadas al pago y las cantidades que realmente corresponderían a la víctima.

En otros casos, las aseguradoras ni siquiera las reconocen. Esto suele ocurrir en los accidentes más leves o con lesiones que afectan al cuello o espalda (cervicalgia, lumbalgia o dorsalgia).

Contar con una prueba pericial independiente y objetiva ayudará a la víctima a demostrar la existencia de su estado residual. Además de que, en un eventual procedimiento judicial, podrá rebatir la postura de los médicos de la compañía.

Tipos de secuelas

Se entiende por secuela el dolor o limitación con la que se queda al lesionado una vez que ha alcanzado la estabilidad y ha recibido el alta médica.

Hay dos tipos de secuelas que pueden indemnizar: las funcionales, que son las ya mencionadas, y las estéticas. Estas últimas se refieren a las cicatrices, deformidades o amputaciones del perjudicado a raíz de los daños sufridos.

Las secuelas estéticas se calculan separadas de las funcionales dentro de la indemnización por secuelas en accidente de tráfico, igualmente con el sistema de puntos. Dependiendo de la gravedad de las mismas, comenzando por el denominado perjuicio estético leve y subiendo de gravedad hasta el máximo que sería un perjuicio estético importantísimo.

En los supuestos de lesiones menores en accidentes leves, como el famoso esguince cervical, la postura de las aseguradoras suele ser que no hay secuelas. Es necesario demostrar su existencia no solo con una pericial médica si no con una prueba biomecánica, sobre todo cuando los daños materiales en el accidente han sido escasos.

Secuelas por accidente

En la inmensa mayoría de los casos, quedan secuelas tras el alta médica, que serán de mayor o menor envergadura dependiendo del tipo de lesión sufrida. Hay supuestos muy obvios, sobre todo en lesiones de cierta gravedad, donde la existencia de la secuela está clara y el problema va a consistir en valorarla y puntuarla.

En otras ocasiones, sin embargo, sobre todo en lesiones leves, como el tan conocido “esguince cervical”, va a ser necesario acreditar la existencia de la secuela con la documentación médica incluyendo pruebas concluyentes de que existe, porque como punto de partida, la aseguradora no la va a reconocer.

¿Cómo se valoran?

La indemnización por accidente de tráfico por tanto dependerá de la documentación médica que pueda aportar el lesionado. Las aseguradoras suelen acogerse a falta de documentación en muchas reclamaciones, incluso teniendo informes forenses. En caso de una reclamación extrajudicial niegan el pago si no se demuestra con documentación médica dichas secuelas.

Desde Legalcar os recomendamos acudir a un médico de urgencias o de cabecera si habéis tenido un accidente de tráfico y os duele alguna parte del cuerpo independientemente de que el dolor sea mayor o menor. Si la evolución es buena se indemniza o reclama solo el tiempo de curación pero si la evolución es mala tenemos un documento médico que acredita que las lesiones se produjeron en el accidente de tráfico.

Las secuelas se valoran en una escala de puntos establecida en el Baremo de Tráfico, dependiendo del tipo de lesión, la horquilla de secuelas varía. Por ejemplo, una lesión de la columna vertebral que dejó como secuela un algia puede ser valorada con 1 a 5 puntos. Sin embargo, otras lesiones como una luxación del hombro inoperable pueden ser valoradas de 5 a 15 puntos.

Una vez que un perito médico te haya indicado los puntos que corresponden a tu lesión, puedes encontrar en el Baremo de Tráfico la cuantía que te corresponde según tu edad.

El factor tiempo

El tiempo influye también en la reclamación por secuelas. Si el caso no está bien dirigido desde el principio, por mucho esfuerzo que se haga para reclamar las secuelas, no se nos van a reconocer.

De ahí la importancia de contar con un buen asesoramiento a la víctima desde el principio, porque si pasa el tiempo y no se ha recogido en la documentación médica la existencia de una determinada lesión, posteriormente la compañía nos va a negar el nexo causal y no nos va a pagar nada por la secuela, aunque esté acreditada.

Tus derechos

Toda persona que no haya tenido culpa exclusiva en un accidente de tráfico y haya sufrido daños y perjuicios tiene derecho a recibir una indemnización por accidente de tráfico, incluyendo los ocupantes de vehículos culpables.

El requisito para hacer valer este derecho es disponer de un documento acreditativo de la culpa, como puede ser un atestado o un parte amistoso.

En el caso de los accidentes, donde el vehículo culpable se ha dado a la fuga, hace falta además del atestado de tráfico presentar una denuncia ante la policía competente. En este caso es el Consorcio de Compensación de Seguros, quien se hace cargo de la indemnización.

Otro de los derechos que las personas desconocen es la Defensa Jurídica. Es una cláusula que se encuentra en todas las pólizas de seguro que indica que puedes contratar los servicios de LegalCar, siendo la compañía de seguros la encargada de abonar sus honorarios. El monto del que se harán cargo dependerá de tu compañía y el seguro contratado.

Un testimonio real

“Hace cuatro años sufrí un accidente de tráfico, tenía 18 años, iba de acompañante. Todo ocurrió cuando en una autopista, un coche quiso adelantar al nuestro, pero no midió bien sus proporciones e impacto con el nuestro, el cual iba a 120 km/h, como consecuencia, perdimos el control del coche e impactamos con otro que venía en el carril de al lado que también iba con exceso de velocidad, el impacto fue tan fuerte que ese otro coche salió volando y terminó en la vía de sentido contrario. Mi coche dio muchas vueltas y terminó impactando con la barrera protectora que dividía la autopista. A pesar de ser un accidente aparatoso, nadie resultó herido de gravedad, por lo cual no fui a urgencias y nunca me hice terapias de rehabilitación.

Con los años comenzaron a ser frecuentes dolores en el cuello, hombros y espalda, dolores tan fuertes que a veces los relajantes musculares o antinflamatorios no daban resultados también hormigueos en mis manos y brazos. Aun así no iba al médico, pues pensaba que serían producto del estrés, me encontraba terminando mi carrera y haciendo prácticas, por lo que tenía muchas cosas de que preocuparme y mi salud no era una de ellas. El año pasado, debido a que no aguantaba más el dolor, decidí ir a un traumatólogo, le conté lo ocurrido y me ordenó la realización de rayos X para comprobar el estado de mi cuello, el diagnóstico fue: rectificación de la lordosis cervical y hernia discal cervical postraumática.

La doctora me explicó que todo había sido consecuencia del accidente. Comenzamos el tratamiento, me dijo que el 90% de los casos no necesitan procedimientos quirúrgicos, sin embargo formé parte del 10% que si necesitó, porque la vértebra estaba pisando un nervio. La Dra. me comentó que se debía a que había pasado mucho tiempo y no había acudido al médico antes. Aunque afortunadamente todo salió bien, por la operación perdí la oportunidad de una beca en el extranjero que había ganado.

Que tonta fui al no acudir al médico cuando debí, me hubiera evitado mucho dolor, una cirugía y estaría cumpliendo mi sueño. Aunque no pude cobrar indemnización, os cuento mi caso para que a través de su página ayuden a crear conciencia sobre esto y otras personas no tengan que pasar por lo que yo pasé…”
Este testimonio nos llegó a través de nuestro correo electrónico y nos conmovió mucho, pues creemos que esta chica tiene razón. La visita a urgencias es fundamental, no solo para reclamar indemnizaciones, sino principalmente para evaluar las lesiones sufridas en el accidente.

Como en el testimonio, hay lesiones que si no se tratan a tiempo se pueden agravar con el paso de los meses y los años; otras pueden dejar secuelas dolorosas como la cervicalgia mal curada.

Las secuelas no suelen ser bien valoradas por las compañías aseguradoras y en la mayoría de los casos quieren reconocer menor puntuación de lo que realmente corresponde.

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