¿Sabías que la declaración jurada de un testigo presencial puede ser determinante para conseguir una indemnización justa? En otros artículos hemos hablado de la importancia de los testigos presenciales en un accidente. Su papel es fundamental para demostrar como ha ocurrido un accidente en el que puede haber dudas en cuanto a la responsabilidad, cosa que ocurre muy habitualmente en siniestros donde intervienen varios vehículos, en rotondas, en atropellos, en accidentes de autobús o en caídas en establecimientos comerciales.

Los testigos presenciales

En muchos accidentes de tráfico se plantean dudas sobre la responsabilidad en el mismo, es decir, sobre quién ha sido el culpable del mismo.

En estos casos, hay varios modos de intentar acreditar la culpa. Uno de ellos es el Atestado, levantado por los agentes de la autoridad, que elaborarán in situ y a la vista de los vestigios que hayan quedado en la calzada, huellas de frenada, marcas, elementos dañados, localización de los daños materiales, etc.

En muchas ocasiones los propios agentes de la autoridad recogen en el Atestado los datos de los testigos presenciales. Se trata de personas que han presenciado el accidente, bien desde otro vehículo, o peatones que mientras caminaban por la acera lo han visto. A veces incluso se utilizan grabaciones de cámaras en los túneles, o incluso en accidentes ocurridos en centros comerciales.

El papel de la declaración jurada de un testigo presencial es mucho más importante en todos aquellos accidentes en los que no hay Atestado o parte de la Policía, puesto que si el contrario niega la culpa, será necesario tener un medio de prueba de entidad suficiente para ratificar nuestra versión del accidente y que después la aseguradora responsable no nos ponga pegas para abonar la indemnización que nos corresponda.

Hay accidentes en los que los testigos presenciales se convierten en claves para poder reclamar después. Por ejemplo, en atropellos donde pueda discutir el conductor que el peatón cruzaba por un lugar indebido, o que el semáforo estaba rojo para peatones y verde para vehículos.

Otro supuesto es el de las caídas en establecimientos y centros comerciales, donde es muy improbable que acuda un agente de la autoridad. En estos casos los testigos presenciales de la caída resultan fundamentales, para acreditar la causa del accidente, y si el mismo se produjo, por ejemplo, por una mancha de líquido en el suelo, o por un bolardo mal colocado en un garaje, o por una baldosa rota en un local. Estas pruebas suelen desaparecer en cuanto se da el aviso del accidente, por lo que la declaración jurada del testigo resulta clave para probar como ha ocurrido el accidente.

En los accidentes en cadena también es importante contar con testigos, ya que cuando hay varios vehículos involucrados en el siniestro, normalmente las aseguradoras se echan la culpa unas a otras para eximirse de responsabilidad, acusando a otro vehículo de haber golpeado primero en la cadena de colisiones. Si nos golpean por detrás y somos lanzados contra el de delante, conviene tener los datos de ese vehículo al que golpeamos como testigo por si por detrás nuestro ha habido más de una colisión.

Otro supuesto donde el testigo puede ser de gran relevancia es en los accidentes en rotondas, donde el vehículo responsable del mismo puede discutir la culpa alegando que circulábamos por otro carril distinto al real, o que fuimos nosotros los que nos desplazamos de uno a otro carril en lugar de ellos. Contar con la versión de otro conductor presente en el accidente nos ayudará a demostrar la culpabilidad del contrario.

Responsabilidad de un testigo en un juicio

En caso de que la compañía aseguradora contraria nos discuta la responsabilidad en el accidente, pese a tener testigos del mismo, nos veremos obligados a interponer un procedimiento judicial.

En esos casos es muy importante que en la propia demanda ya dejemos constancia de los datos de los testigos y que vamos a citarles a declarar en su momento. Si sus datos figuran en el Atestado, será más fácil porque ya han sido filiados por los agentes de la autoridad. Lo mismo ocurre si hemos firmado un parte amistoso con el contrario donde la culpa no está muy clara, si hacemos constar los datos de los testigos presenciales luego podremos acreditar con dicho parte que efectivamente estaban en el lugar del accidente.

La responsabilidad de un testigo en juicio viene determinada por su obligación de decir la verdad, no tener ningún interés en el resultado del pleito, salvo que se haga justicia, y tienen mucho más peso testigos desconocidos de la parte que los lleva a juicio que si, por ejemplo, el testigo es un amigo que viajaba con nosotros en el vehículo el día del accidente, ya que en ese caso y al haber relación de amistad, su testimonio puede quedar en entredicho por ello. Aun así, debemos llevarlos a declarar si efectivamente su declaración nos ayuda a mantener nuestra versión del accidente.

¿Cómo se ha de buscar un testigo?

Como ya hemos dicho, depende de nosotros el disponer de los datos de los testigos para que nos ayuden a ratificar la dinámica de un accidente. Muchas veces el cliente nos dice que hubo testigos pero que no dispone de datos de ellos. Esto ocurre en ocasiones donde la víctima es evacuada del lugar del accidente a causa de sus lesiones, o bien cuando a causa del shock postraumático, no se nos ocurre pedir los datos a las personas que nos están atendiendo en ese momento.

De ahí que los atestados faciliten mucho esta tarea si en los mismos se recogen los datos de los testigos, o en los partes amistosos, como hemos comentado.

Ha habido casos en los que se han recabado los datos de testigos a través de anuncios o carteles en el lugar del siniestro. No obstante, si no se toman esos datos en el momento del siniestro, es bastante complicado posteriormente conseguirlos, de ahí la importancia de tenerlo en cuenta porque nunca sabemos por dónde nos va a salir la compañía de seguros responsable, por lo que conviene recabar todos los medios de prueba que podamos.

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