¿Conoces las fases de un siniestro vial? En los accidentes de tráfico las fases de percepción, decisión, y conflicto y posición final determinarán las consecuencias y responsabilidades derivadas del mismo.

Seguro que nunca te has puesto a pensar cómo se produce un accidente de tráfico, y que éste pasa por diversas fases, o, dicho de otro modo, que se puede dividir en tres momentos.

Partimos de un escenario, que es la circulación vial, independientemente de que vayamos circulando como conductor o seamos peatones y vamos a analizar las tres fases de un siniestro.

Fase de percepción

En términos generales podemos definirla como aquella en la que, seamos conductores o peatones, percibimos el peligro, o, dicho de otro modo, nos percatamos de una situación de riesgo inminente, principalmente a través de la vista.

Se distinguen dos puntos de percepción, la objetiva y la subjetiva.

  • Percepción subjetiva: se refiere al momento en que la situación de peligro o inesperada puede ser percibida por una persona normal, es decir, es posible que nos percatemos de la amenaza.
  • Percepción objetiva: se refiere a lo que ve el conductor, o, dicho de otro modo, cuando realmente se percata de la situación de peligro o amenaza, que podrá interpretar de acuerdo a sus conocimientos y experiencia.

Hay que tener en cuenta que hay ciertos hábitos y conductas que pueden servir para mejorar nuestra capacidad de percibir las amenazas y ser capaces de reaccionar y actuar en consecuencia.

Y, por otro lado, que no todos percibimos la realidad de la misma manera, lo que permite que unos conductores crean, por ejemplo, ver objetos que están estáticos como si estuvieran en movimiento, o al revés, como si fueran ilusiones ópticas.

En definitiva, en esta fase nos ponemos alerta ante un hecho concreto (por ejemplo, la irrupción súbita de un niño en la calzada detrás de un balón, o un frenazo brusco y violento del vehículo que nos precede), inesperado, que percibimos, y frente al que de una u otra manera tendremos que reaccionar.

Fase de decisión

En esta fase vamos a reaccionar ante esa situación inesperada o de potencial peligro que hemos percibido en la anterior, llevando a cabo algún tipo de maniobra evasiva.

Dicho de otra forma, después de percibir la amenaza, decidimos qué es lo que vamos a hacer para evitarlo, entrando en juego el tiempo de reacción, en donde cobra importancia, como es natural, la experiencia que tengamos al volante, que puede determinar que estemos más preparados para tomar la decisión que evite la amenaza concreta que hayamos percibido.

Esta experiencia puede permitirnos conocer el tiempo que tardamos en hacer la maniobra de evasión y que la decisión sea la adecuada para evitar el peligro, no para desencadenar otro mayor.

Las maniobras de evasión pueden clasificarse en activas (por ejemplo, dar las luces en destellos como aviso o hacer sonar el claxon) y pasivas (como, por ejemplo, reducir o aumentar la velocidad o detener nuestro vehículo).

Y también podemos hablar de maniobras simples o complejas, según se esté realizando una o varias acciones a la vez (por ejemplo, reducir la velocidad (simple) o hacerlo a la vez que giras el volante).

En definitiva, el tiempo de reacción va a estar condicionado por otra serie de circunstancias, además de la experiencia, que sabemos todos que influyen en la conducción.

Fase de conflicto y posición final

Esta fase alude al momento en el que el accidente es inevitable (lo que se denomina punto clave), y se produce algún tipo de colisión o accidente, que puede ser múltiple, con varios vehículos implicados, o con un peatón, o puede ser sencilla, donde sólo hay un interviniente.

En cuanto a la posición final, se refiere al momento en que los implicados se detienen después de la colisión. A efectos periciales se considera la terminación del accidente, y se considera de gran utilidad a efectos de la investigación posterior sobre las causas del siniestro, cuando llegan los agentes de la autoridad y hacen la inspección ocular.

En la medida de lo posible y siempre que pueda hacerse con seguridad, deben mantenerse sin tocar las posiciones finales de los implicados, lo que puede ayudar en gran medida a determinar las circunstancias del accidente.

En definitiva, conocer las fases de un accidente nos ayuda a todos a pensar en cómo debemos reaccionar ante un peligro o amenaza en la circulación vial, empezando por ser capaces de percibir ese riesgo.

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